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24 septiembre 2010

Rota


De nuevo otra madruga insomne, otra más, otra de tantas, rota por los dolores que no logran mitigar los muchos calmantes que se toma, sin ni siquiera poder sentirse abrazada por Morfeo a pesar de los dos somníferos que ya ha tomado. Cada vez son más, cada día un poco más y con menos efecto.


Con los ojos abiertos a la oscuridad recuerda, como cada noche, cuando todo era distinto, cuando la dormía el cansancio acumulado a lo largo de una jornada frenética de trabajo, cuando sacaba tiempo de donde no lo había para todo, para trabajar, cocinar, hacer la compra y divertirse.


Ahora ya no ríe tanto, ahora llora mucho, quizás demasiado, una veces por lo insoportable del dolor que la atenaza, otras por lo injusto que a ella le parece estar así, prácticamente inválida y sin poder salir de casa, por haber tenido, sin aviso previo, que renunciar a su vida porque eso es lo que ha tenido que hacer, renunciar a casi todo por una absurda enfermedad que no tiene cura y que, encima, no te mata, tan sólo te reduce a ser una sombra de lo que eras. Aunque en realidad lo de no salir de casa no es cierto, sí que ha salido, porque en un mes ha ido 5 veces al hospital y otras tantas a urgencias, pero no ha ido, la han llevado y eso, también, marca una diferencia.


Es Nochebuena, no hay ningún signo en la casa de que sea Navidad, ella siempre decora toda la casa, incluso un detallito en los baños, es algo que siempre le gustó hacer pero este año nada, ni se podía mover ni tenía ganas ni quiso aceptar la oferta de sus hijos y su marido para hacerlo ellos. A ellos en realidad le da lo mismo y, de haber puesto algo, lo hubieran puesto repetido y de forma que a ella no le gustara, porque ella es muy puñetera, con el orden, con la originalidad de las cosas, jamás se han hecho dos árboles iguales en casa, la mayoría de los adornos no son comprados sino hechos por ella.


Añora sobre todo los centros de mesa que hubieran perfumado la casa desde el fin de semana anterior cuando, sacando un poco de tiempo de aquí y allá, hubiera ido al campo a coger tomillo, romero, ramas secas, piñas y cualquier cosa que hubiera visto por allí, cuando una planta o un arbusto de nombre desconocido la hubiera "iluminado" y le hubiera dado la idea para, mezclando cosas de forma poco ortodoxa, y añadiendo alguna vela, nueces, laurel, un collar o lo que se le ocurriera en ese momento, hubiera hecho varias composiciones únicas, probablemente no tan bonitas como las que puedes comprar en una floristería o centro comercial, pero las mejores porque son las suyas, las que ella quiere y ha hecho con cariño e interés, las que le darían a su casa eso que ella llama sabor de hogar.


Esta noche no habrá invitados en casa, a la mesa no se le van a abrir las alas porque sólo serán ellos 5 y esta mañana, cuando la levanten y la aseen, no se pondrá en la cocina con una actividad frenética, ni irá la primera para comprar algún marisco fresco, ni tiene desde ayer o antesdeayer ningún dulce casero hecho, este año todo será comprado y simple, la cena la harán ellos y será algo sencillo, la mesa la pondrán ellos, cogerán un mantel navideño del cajón y se le notarán las marcas de haber estado doblado, no lo plancharán de nuevo y ella no dirá nada.


Son las 6, se adormece un poco pensando en la suerte que tiene de, a pesar de los dolores que parece que le muerden, estar en la cama, hace sólo 3 días que consigue acostarse, no está mal, es un gran logro puesto que ha pasado más de 3 semanas pasando las noches en un sillón reclinable y aguantando hasta el máximo las ganas de ir al baño porque no puede ir sola, la tienen que llevar, tienen hasta que bajarle la ropa interior y limpiarla. Pero está mejor, mucho mejor, la prueba es que ya se puede acostar y que puede comer sola aunque no tenga ni ganas de comer.


Recuerda cuando el verano anterior, antes de estar rota, un día sus hijos le dijeron a ella y su marido: "¿habéis pensado en salir un poco menos?, es que no paráis", provocando con el comentario la carcajada de los dos y su respuesta: "nenes, aquí tenemos los papeles cambiados, ya está bien de reñirnos que no hacemos nada malo, sólo divertirnos y que los padres somos nosotros".


Ahora también recuerda su discusión con Dios por lo duro que, con 49 años, le resulta que un hijo suyo tenga que acompañarla al baño, por mucho que lo hayas llevado en tus entrañas, que haya bebido de tus pechos, es duro que te lo hagan y le increpó a Dios, tuvo una pequeña discusión con Él, hasta se atrevió a pedirle explicaciones y preguntarle que por qué a ella, pero luego se dio cuenta de que, aunque la haya tocado la "Varita mágica de la Fibromialgia", en el fondo es una privilegiada, porque hay mucha gente que pasa hambre, que no tiene dinero para comprar las medicinas que necesita y, sobre todo, que no tiene quien la cuide y quien la quiera y, cuando se reconcilió con Él le pidió perdón por ser tan egoísta y le dio las gracias por todo lo que tiene.

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